Principios de TDB

TRABAJADORES DOCENTES DE BASE
(Declaración de Principios)
A dos años del nacimiento de nuestra agrupación, la situación educativa, y política en general, nos obliga a reafirmar nuestros principios y objetivos en torno a los cuales decidimos agruparnos, organizarnos y luchar.
Con la asunción del gobierno de Néstor Kirchner el proceso privatizador de la educación pública se profundiza poniéndola al servicio de las empresas, y las condiciones laborales y los salarios de los trabajadores en general, y los trabajadores de la educación en particular, se precarizan.
Luego de la implementación de la Ley Federal de Educación, con la reciente sanción de Ley de Financiamiento Educativo y la Ley de Educación Técnico-profesional (2005), la educación continúa poniéndose al servicio de las ganancias empresariales. Esto no puede ser de otro modo ya que el gobierno actual, al igual que sus predecesores, aplica y ejecuta, sin más, los proyectos para los países dependientes diseñados por los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial, el BID o la CEPAL. La política educativa llevada adelante por el gobierno nacional no sólo fragmenta el sistema y los contenidos, avanza sobre el estatuto, desvirtúa el trabajo docente y permite la participación de las empresas en los planes de estudio, entre otras cosas, sino que también contribuye a que el estado continúe desresponsabilizándose del sostenimiento de la escuela pública dejando las escuelas libradas a su propia suerte.
Hoy la educación está sujeta a los intereses y a las necesidades del mercado. Garantiza la formación de la mano de obra requerida por los empresarios mediante, por ejemplo, las pasantías en las empresas y la intervención de éstas en la elaboración de los programas. A esto se suma el patrocinio de escuelas y el llamado canje de deuda por educación.
El estado se desvincula de su responsabilidad y no destina el presupuesto necesario ni siquiera para su sostenimiento. Por ejemplo, el incremento del presupuesto educativo para 2006 es del 13% mientras la inflación supera ampliamente los dos dígitos. Además, el 15% de este presupuesto no se destina a educación, sino a asistencia social. Al mismo tiempo crece y se amplía la subvención a la educación privada.
Da cuenta de la situación grave que se vivencia en educación, el rol asistencialista asignado a los docentes, los altos índices de repitencia, la deserción, la situación edilicia, el hacinamiento, la sobrepoblación de cursos, etc.
Es que con una educación al servicio de la ganancia capitalista es imposible desarrollar la formación integral y la apropiación por parte del pueblo de todo el bagaje cultural y el conocimiento científico elaborado por la humanidad. Además, para este sistema, no es necesario.
Sólo un proyecto educativo elaborado por los trabajadores docentes, sin ninguna injerencia de los tecnocrátas del BM, ni de las empresas, que cuente con un presupuesto acorde a las necesidades reales de cada una de las escuelas que componen el sistema educativo, es capaz de proponerse y alcanzar tan importante objetivo.
Otra de las formas en que el estado atenta y destruye la escuela pública es manteniendo bajos los salarios docentes compuesto por un alto índice de sumas en negro, y precarizando las condiciones de trabajo y estudio. Además de esto las remuneraciones y las condiciones laborales varían según la provincia de que se trate. Ya que sostenemos que para igual trabajo debe haber igual remuneración, en primer lugar se torna fundamental unificar los salarios y las condiciones de trabajo de todos los docentes del país bajo un convenio nacional único que, sobre la base de las conquistas más altas de los estatutos provinciales, iguale y mejore nuestras condiciones de trabajo y estipule un salario básico igual a la canasta familiar, es decir, acorde al costo de vida.
Para mantener toda esta situación, este estado cuenta con una imponente organización en contra de los trabajadores. Tiene en sus manos desde los tecnocrátas financiados por los organismos financieros internacionales que elaboran los proyectos educativos; pasando por los medios de comunicación (encargados de argumentar y contra argumentar por qué “la baja calidad educativa es culpa de los docentes que hacen paro a cada rato” y no del gobierno), por los sindicatos progubernamentales que salen a reprimir allí donde se geste cualquier agrupamiento anti-burocrático (CGT y CTA, encargados de impedir, desarticular y frenar toda acción reivindicativa), hasta las fuerzas represivas (civiles y uniformadas, encargadas de perseguir políticamente, reprimir y encarcelar a los luchadores).
Hoy, el conjunto de los trabajadores y los docentes no contamos con una organización capaz de enfrentarlos dignamente. La burocracia sindical es uno de los principales escollos en el camino de la lucha por una educación al servicio de los trabajadores, por el presupuesto necesario, por aumento del salario y condiciones de trabajo dignas.
Las direcciones de la CGT y la CTA, además de apoyar al gobierno de Kirchner, de dividir a los trabajadores en un sinnúmero de sindicatos que responden a las dos centrales dentro de un mismo gremio, de estar atornillada a sus sillones, de mantener una estructura burocrática ligada al estado, y de tener intereses muy distintos a los nuestros (cuentan con otras condiciones de vida, con privilegios, no viven de su trabajo); además de todo esto, son las primeras en encargarse de desarticular y detener la lucha. Y cuando no pueden lograrlo, son las primeras en reprimirla. Las persecuciones políticas debido a la acción sindical, la represión patoteril por parte de la burocracia y de las fuerzas represivas por parte del gobierno, y los procesamientos y encarcelaciones de trabajadores crecen día a día.
La estructura sindical, tal cual está planteada, no responde a las necesidades organizativas de los trabajadores, sino más bien a las del gobierno y la patronal. De hecho los estatutos gremiales se encuentran regimentados directamente por el estado nacional mediante la Ley de Asociaciones Profesionales. Sin embargo, las organizaciones empresariales como la UIA o la Sociedad Rural no nos preguntan, ni nos permiten intervenir en sus formas organizativas. Los trabajadores no podemos organizarnos bajo los preceptos que nos impone el estado y que aplican a pie juntillas los burocrátas. Debemos generar nuestras propias formas de organización, y ella debe ser totalmente independiente del estado y del gobierno.
Los métodos burocráticos van en contra de la democracia de los trabajadores, basada en las asambleas y en los delegados mandatados, es decir en la participación real de los trabajadores en la toma de decisiones. No podemos permitir que un puñado de burocrátas decida el comienzo, el curso y la finalización de nuestra lucha; que hagan y deshagan lo que quieran con los aportes sindicales y tengan vía libre para negociar con el gobierno.
Por otra parte, tampoco podemos ilusionarnos ni generar ilusiones apelando a la burocracia para que “se ponga a la cabeza de la lucha” y nos represente genuinamente. Esto es imposible. Al igual que el gobierno, la burocracia sindical está en contra de los trabajadores. No hay ninguna conciliación posible con ninguna burocracia. Hay que expulsarla de la dirección de los sindicatos para ponerlos al servicio de los trabajadores.
Ante toda esta situación, decidimos ratificar nuestro compromiso para contribuir a la construcción de la necesaria organización de los Trabajadores de la Educación y luchar por otra educación, defender incondicionalmente la escuela pública, gratuita y laica; defender y bregar incansablemente por el mejoramiento de nuestras conquistas ante los embates del gobierno y las direcciones sindicales; y luchar firmemente por todas y cada una de nuestras reivindicaciones.
Trabajadores Docentes de Base
2006