30 de diciembre de 2005
Con el ser humano no se juega, dicho popular. Sin embargo, es lo que ha ocurrido en educación. Si una bomba llegara a destruir un edificio, con dinero puede reconstruirse; cuando se destruye la cultura, se necesita una voluntad política constante a través del tiempo, generosidad y humildad en los decidores de las políticas, criterios de justicia y solidaridad y, a su vez, de varias generaciones para que comience a vislumbrarse algún cambio.
Adriana Puiggrós, prestigiosa investigadora, asume la conducción de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires. Se compromete con una administración cuyo perfil no condice con el recién señalado. Su función crítica se diluye al formar parte del entramado del poder partidocrático en aquella jurisdicción. Bajo su conducción se pretende instaurar la Escuela Secundaria Básica o ESB. Puiggrós reclama un lugar donde los adolescentes no sean tratados como niños. Bienvenida la intención. Recordemos que durante muchos años no se escuchó a quienes reclamábamos por ello, se actuó con prepotencia y, ahora, como consecuencia, el deterioro cultural.
La camada docente se encuentra desahuciada (ha sido ignorada, ha sido maltratada durante mucho tiempo). Teme que cambie algo para que todo quede igual. Durante el segundo semestre del 2005, los docentes del 3er.Ciclo de la EGB (7°, 8° y 9° años) fueron convocados para participar en la institucionalización de la ESB ¿Qué es lo que sintieron luego de las reuniones? Que asistieron para más de lo mismo, es decir, para escuchar lo que ya se supone como establecido por la superioridad, dentro de una dinámica de simulacro de participación. Y todo ello en una etapa en que Puiggrós era asesora del Ministro Oporto. Si se busca un cambio real, hay que generar expectativas, y ésta no es la senda adecuada.
¿Cuál es otro problema que preocupa a Puiggrós? “El otro problema es que el sistema educativo argentino nunca resolvió la relación con el sistema productivo.”(*) Pero, lo que ella no alcanza a señalar es que el sistema productivo, y las políticas pertinentes, no resolvieron la relación con el sistema educativo argentino, mas bien, colaboraron en su destrucción.
Según la investigadora y autoridad ministerial a la vez, las escuelas técnicas ya se reestructuraron, pues es “la primera modalidad que tiene seis años y seis años desde hace dos o tres años por lo menos” (*). Se nota que no conoce el sistema educativo provincial, pues esto no es cierto. Desde 2005 sólo la tercera parte, aproximadamente, de las escuelas técnicas funcionan con una ESB articulada. Pero, la cuestión es tan dramática que, hasta ahora, y veamos un ejemplo, mientras en la vieja escuela secundaria técnica, en su ciclo básico, los alumnos estudiaban la materia Dibujo Técnico durante tres años seguidos, y luego accedían al Ciclo Superior de Construcciones donde podían diseñar, en el presente sólo en el primer año del nivel polimodal aprenden Representación Gráfica (o Dibujo Técnico) y, mientras tanto, paralelamente, hacen su carrera de Construcciones. Es como si durante un único año se estudiara inglés y paralelamente se pretendiera leer, en su lengua original, el Romero y Julieta de Shakespeare. En la vieja escuela secundaria se ofrecían a los alumnos las herramientas teóricas en función de las especialidades del ciclo superior.
Además, entendamos que la cuestión no debe pasar nada más que por modificaciones orgánico-administrativas o en alguna materia de estudio que reemplace a otra, sino por generar políticas económicas y culturales, con criterios éticos, desde las que se establezcan las condiciones para que los alumnos tengan ganas de aprender y los docentes se encuentren estimulados a la enseñanza.
En un contexto político más amplio, sostiene Puiggrós: “La reforma de los '90, la reforma neoliberal menemista, desintegró y dispersó el sistema educativo nacional. En nombre del federalismo se hizo una descentralización orientada hacia una economía de mercado, a transformar a la educación en un bien transable, en lugar de sostenerlo como un bien social.”(*) Sin embargo, ella acompañó durante algunos años, en calidad de asesora, a un ministro cuya calidad dejó mucho que desear y, que de hecho, aceptó la reforma. Además, hacia fines de 2004 la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires emitieron sendos documentos para una reforma educativa, copia de las recetas neoliberales del Banco Mundial. Precisamente, es esa Cámara de Senadores quien otorgó su consentimiento al Poder Ejecutivo a fin de la designación de Puiggrós como Directora General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires.
Resulta muy amplia la problemática de la ESB , que por motivos de espacio no abordamos. Pero, creemos que un real cambio educativo, en función de las necesidades de nuestro pueblo, atendiendo a sus reclamos de justicia, puede llegar a entreverse cuando la Dirección General de Cultura y Educación llegue a hacerse cargo de los mismos. A tal efecto, y como botón de muestra, la comunicación con aquella entidad se realiza a través de los inspectores. Mientras éstos sean meros ejecutores de políticas disociadas de las comunidades educativas, burócratas al servicio de autoridades de turno y no de las bases, difícilmente los cambios sean más que simulacros.
(*) Reportaje a Adriana Puiggrós. Diario Página 12. Buenos Aires, 26 de Diciembre de 2005.
(**) Petras, James. Imperialism and NGOs in Latin America. In Monthly Review. New York. Dec. 1997. Vol.49, n° 7. Pgs. 10-27. En pg.web. www.eurosur/org